viernes, 18 de septiembre de 2009

Rinconete sobre José Antonio Saco

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Viernes, 18 de septiembre de 2009



José Antonio Saco, el polemista

Por Luis Rafael

«Aquí yace José Antonio Saco, que no fue anexionista, porque fue más cubano que todos los anexionistas», reza su epitafio. Este autor, que sostuvo polémicas con intelectuales de su tiempo por cuestiones sociales, históricas, políticas y literarias, tuvo que defenderse hasta su muerte de quienes le acusaban de anexionista, cuando en realidad nunca estuvo de acuerdo con que Cuba perdiera su identidad y luchó por la independencia desde el reformismo.

Discípulo del eminente sacerdote Félix Varela en el Seminario de San Carlos, José Antonio Saco (Bayamo, 1797-Barcelona, 1879) fue galardonado por la Sociedad Económica de Amigos del País debido a sus estudios: Memoria sobre los caminos de la isla de Cuba (1829) —donde propone la adaptación de las experiencias de Inglaterra y de los Estados Unidos a las condiciones cubanas—; y Memoria sobre la vagancia en la isla de Cuba (1830) —un clásico de nuestra literatura social.

Prolífico escritor y político de relieve, elegido tres veces diputado a Cortes, creó una obra enciclopédica que abarca desde las ciencias naturales hasta la sociología y la historia, y por sus ideas abolicionistas sufrió el destierro desde 1834. Ha tenido, en cambio, gran influencia en el desarrollo de la educación y de la cultura. Escribió una Historia de la esclavitud en cuatro volúmenes (1875-1879), calificada por el antropólogo cubano Fernando Ortiz como «obra única en su tiempo».

Fundador de varias publicaciones desde las cuales intentaba difundir sus ideas de progreso y modernidad, en las páginas de El Mensajero Semanal, desde EE. UU. polemizó con Ramón de la Sagra en defensa de José María Heredia; y desde París con los cubanos que pensaban que la solución para la Isla sería su anexión al vecino del norte. En varios de sus ensayos, entre los que sobresalen Ideas sobre la incorporación de Cuba a los Estados Unidos (1848) y Réplica a los anexionistas (1849), argumenta que la unión a Norteamérica, lejos de reparar los problemas de Cuba la convertiría en una factoría de esclavos y le haría perder su identidad. Escribió: «Yo desearía que Cuba no solo fuese rica, ilustrada, moral y poderosa, sino que fuese Cuba cubana y no angloamericana».

Aunque José Antonio Saco no era partidario de la guerra de independencia, planteó: «O España concede reformas a Cuba o Cuba se pierde para España». La creación de un parlamento en la Isla, que decidiera las cuestiones cubanas con amplias potestades, al estilo de las colonias inglesas, fue su propuesta para llevar la modernidad a su patria. Su obra, pese a las lógicas limitaciones de su contexto, es pionera y continúa generando debates enriquecedores para la cultura cubana.

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