viernes, 6 de noviembre de 2009

"Zapatos", cuento traducido y publicado en inglés

Relato titulado "Zapatos", de Luis Rafael, traducido y publicado en EE.UU. Versión en inglés de Tobias Hecht.


Para leerlo, entrar en:


http://www.hemispheresmagazine.com/2009/09/01/shoes/


http://www.wordswithoutborders.org/?lab=HernandezShoes



Translation of Zapatos. Copyright Luis Rafael Hernández. By arrangement with the author. Translation copyright 2009 by Tobias Hecht. All rights reserved.

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martes, 3 de noviembre de 2009

Rinconete sobre Ramón Meza

Lunes, 2 de noviembre de 2009


Ramón Meza y su novela Mi tío el empleado

Por Luis Rafael

Ramón Meza (1861-1911) fue un narrador de obra desigual a quien debemos, sin embargo, la novela más innovadora e interesante del siglo XIX en Cuba, Mi tío el empleado (1887). Licenciado en Derecho y Filosofía y Letras por la Universidad de La Habana, se desempeñó como periodista y profesor hasta que tuvo que emigrar a los Estados Unidos, cuando estalló la guerra de 1895. De regreso a la patria, finalizada la guerra hispano-cubana-norteamericana, ocuparía la Secretaría de Instrucción Pública durante el gobierno del general José Miguel Gómez.
Sin embargo, Meza entra en la historia de la literatura cubana desde muy joven, cuando con apenas 24 años publica sus primeras novelas y logra romper el modelo romántico con una obra narrativa que tiende al reflejo realista de su contexto social y a la síntesis de medios expresivos. Cierto que hay notables divergencias entre sus seis novelas publicadas, tres de ellas todavía bajo el influjo de la tradición romántica (Carmela, 1887; Flores y calabazas, 1886; y Últimas páginas, 1891) y las restantes dentro del realismo (El duelo de mi vecino, 1886; Mi tío el empleado, 1887; y Don Aniceto el tendero, 1889).
Con el tema del emigrado español que viene a Cuba a destiempo, en busca del sueño americano, de la tierra prometida de cualquier europeo pobre, este autor presenta una fábula en cuyo trasfondo está la denuncia del expolio sistemático de su patria por parte de las autoridades coloniales y la profecía de la independencia. Vicente Cuevas (el protagonista) y su sobrino (el narrador) llegan a La Habana buscando bohíos y aborígenes semidesnudos y encuentran una ciudad en carnaval donde los convierten en objeto de burla y antecedente del esperpento valleinclaniano, caricatura reiterada a lo largo del libro, en que la narración adquiere tintes expresionistas y grotescos para mostrar una realidad deformada pese a su apariencia de normalidad. Cuevas no tiene formación intelectual, en cambio por haber nacido en la Península tiene derechos sobre los criollos y es así que logra un puesto en la corrupta administración de la Colonia, que resulta el comienzo de su carrera de arribista en ascenso. Gracias a la falta de escrúpulos que caracteriza al personaje y a su afán por enriquecerse, en la segunda parte de la obra Vicente Cuevas es ya Conde Coveo. Dice Martí: «Cuéntase cómo se va en Cuba de Cuevas a Coveo, cómo se enriquecen, a robo limpio y cara de jalea, los empleados, cómo chupan, obstruyen y burlan al país, que pasa en la sombra discreta de la novela como una procesión de fantasmas lívidos y deshuesados...».
La sobriedad en los detalles y las descripciones, el punto de vista del narrador testimoniante y el humor con que relata las peripecias del protagonista son los catalizadores de la eficacia narrativa lograda por Meza en esta obra. Situaciones alucinantes e hilarantes relacionan la novela con la tradición del teatro popular cubano, donde la parodia resultó eficaz antídoto contra el desencanto político y la fatalidad social de la vida en la colonia. Escarnecedora, la risa persigue y satiriza al personaje. La parodia que ofrece Meza no lo será de su Cuevas manteado, de su Coveo enriquecido y solitario, sino de una metrópoli que pretendía domeñar las ansias libertarias de los cubanos y enfundarlos en modelos ajenos a despecho de su naturaleza rebelde e irreverente.

© Instituto Cervantes

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Rinconete sobre Emilio Ballagas

Viernes, 23 de octubre de 2009


Emilio Ballagas, antológico y transgeneracional

Por Luis Rafael

Dos meses antes de cumplir los 47 años murió Emilio Ballagas (1908-1954), dejando trunca una interesante obra artística. No fue un autor demasiado prolífico y tampoco un poeta concentrado. En su primer libro, Júbilo y fuga (1931), continuador de la tradición modernista, aparecen ya textos renovadores gracias al influjo vanguardista; en Cuaderno de poesía negra (1938) se inserta en el negrismo convirtiéndose en uno de sus precursores; Elegía sin nombre (1936), Nocturno y elegía (1938) y Sabor eterno (1939), introducen la lírica intimista y neorromántica que le ganó abundantes epígonos a lo largo del siglo xx. Por otro lado sus textos de índole religiosa y patriótica, como los dedicados a la Virgen y las décimas a José Martí, actualizan temas desvalorizados por las novedades vanguardistas.
Ballagas pasa de un estilo a otro con el dinamismo de su época, siempre en busca de una expresión contemporánea, siempre dejando tras de sí una estela de poemas antologables, claves dentro de las diferentes corrientes literarias. Ha sido acusado de no tener una verdadera poética, de presentar una literatura desigual en cuanto a calidad e intensidad y es cierto. En cambio esto puede explicarse por la variedad formal y temática que presenta. Como pocos autores, evoluciona y logra pasar de una generación a otra involucrándose con los nuevos protagonistas y convirtiéndose en protagonista él mismo. Su «Poema de la ele», es imprescindible en el vanguardismo cubano; como también lo son en el negrismo, llevado a cumbres por Nicolás Guillén, sus afrocubanos «Comparsa habanera», «Elegía de María Belén Chacón» y «Canción para dormir a un negrito» («Dórmiti mi nengre, / dórmiti ningrito. / Caimito y merengue, / merengue y caimito».) Igualmente «Elegía sin nombre», «Nocturno y elegía», «Declara qué cosa sea amor», «Soneto sin palabras» y «Poema impaciente», resultan paradigmas del conversacionalismo y de una lírica intimista y neorromántica dentro de la cual sobresale también Dulce María Loynaz.
Con Mariano Brull y Eugenio Flort, Ballagas inicia la poesía pura que se encargan de universalizar los autores del grupo de Orígenes, con quienes se vincula desde la fundación de la revista Clavileño, donde colaboró con Gastón Baquero, Eliseo Diego, Fina García Marruz y Cintio Vitier. Sus poemas para niños y sus ensayos literarios le ganan la estima de contemporáneos y continuadores, que aprecian en el autor de la «Elegía sin nombre» a una de las figuras más notables y experimentales de la lírica hispanoamericana, quien logró traducir en versos sus angustias y desesperanzas. Juan Ramón Jiménez resumió acertadamente: «Es Ud. sin duda (me confirmo en la idea de 1936) el poeta de esa poesía íntimamente humana que va y viene de sus principios a sus fines por lo hondo del hombre, del hombre mismo, preso de tiempo y espacio; poesía siempre de su propia época; sin la ampulosidad ni el abandono que desfiguran y menguan en otros su mayor belleza».

© Instituto Cervantes


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Rinconete sobre Amir Valle

Jueves, 15 de octubre de 2009


Amir Valle y el «realismo negro»

Por Luis Rafael

Siguiendo el paradigma de la literatura realista y de crítica social, Amir Valle (1967) ha derivado desde autor de textos para niños, crítico literario y cuentista, para encontrar su camino en la narrativa del «realismo negro», donde su formación como periodista, su dominio de las técnicas narrativas y su pasión por el testimonio se conjugan en un estilo violento y descarnado con que aborda temas a veces demasiado novelescos que, sin embargo, pretenden respetar la veracidad de los hechos. Este hallazgo lo acerca al neo-policial hispanoamericano, que rebasa cierta zona de su narrativa, y lo convierte en uno de los escritores más significativos de las letras cubanas contemporáneas gracias a su popular saga de novelas negras. Las puertas de la noche (2001), Si Cristo te desnuda (2001), Entre el miedo y las sombras (2003), Santuario de sombras (2006), son algunos de los títulos debidos a la vocación creativa de Valle quien, pieza a pieza, edifica una historia alternativa, transgresora de la historia oficial, aquella que apenas difunden las agencias de noticias. La serie protagonizada por el teniente Alex Vargas suma varias producciones dentro del género y sigue una trayectoria en ascenso por sus aciertos formales y su interés central de constituirse en una especie de «comedia humana» aplicada a la difícil y contradictoria realidad de la Isla de las Antillas, donde coexisten la drogadicción, la prostitución, la criminalidad en los barrios, la pérdida de los valores humanos y éticos, la doble moral, la marginalización y la corrupción social.
Amir Valle se reconoce continuador de una literatura realista y policial cuyos exponentes nacionales inmediatos para él serían los narradores Leonardo Padura y Justo Vasco, quienes escriben y publican obras en que, con el pretexto consabido de resolver casos delictivos, se revelan los vicios de la sociedad. Con su ya notable producción novelística, Valle aporta una visión desmitificadora y desencantada de Cuba a la llamada nueva narrativa policial o narrativa negra de Hispanoamérica, que tiene el mérito de cuestionarse su tiempo y de interrogar a la sociedad sobre su presente y su futuro, una literatura que puede resultar incómoda, deleitosa de lo peor de su época, pero que es hija de nuestro realismo y de indudable valor y trascendencia. Este «realismo negro», criminal, no refleja toda la realidad. Las obras policiales de hoy no siguen los paradigmas clásicos del género. Más bien explicitan una narrativa que se aprovecha de las claves estructurales de un género atractivo para el lector y le ofrecen una nueva mirada sobre su entorno, caótico y a veces descorazonador. Amir Valle trasciende lo meramente policial para erigirse retratista certero de las miserias y las angustias de una etapa de cambios y desvalores en que se decide el futuro y se reacomodan los cánones artísticos; su «realismo negro», más allá de la obra consagrada a lo policiaco, está llamado a iluminar la oscura maleza en su exploración de una realidad que también nos circunda y cerca.

© Instituto Cervantes
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Rinconete sobre Juana García Abás

Viernes, 9 de octubre de 2009

Juana García Abás, entre la intuición y la intelección

Por Luis Rafael

Anclada en su «lomita» del Cerro, el barrio habanero de las casas derruidas, los capiteles desgajados y las grandezas condenadas al polvo del recuerdo, Juana García Abás (La Habana, 1950) resiste a los ciclones y entretiene sus horas bruñendo versos. Si para otros un poema es la estampida, para ella resulta parto cabalístico, hecho a las concurrencias del azar, en la espera de quien teje y desteje haciendo tiempo.
Recuerdo ahora cuando, ahijados por la fronda de su jardín, isla de paz en medio del barullo, conversamos en tardes de lento discurrir, viendo el manar sereno de las sombras y los silabeos, que tomaban cuerpo en la realidad del arte, escapando, ya color, a cartulinas y lienzos estampados por la mano del hijo, que es parte del propio cuerpo. Escucho la voz de Juanita, cual susurro de colibrí libando verbos. Observo el silencio de José Luis Fariñas, su imagen en la carne y en el verbo. Quisiera perpetuar los momentos de éxtasis al arrullo, y me los devuelven los versos de una rara avis que ha sido llamada hermética sin serlo. Al cabo de sucesivas versiones, la escritora dio a conocer Circunloquio (poesía, 2006), libro que mereciera el Premio Nicolás Guillén de 2005 y que asombró a quienes no conocían a su autora, por la rareza de su estilo, el entramaje de sus oraciones y los múltiples sentidos de su léxico.
Hecha a la alquimia de las palabras, Lina de Feria escribió, sin embargo, sobre este cuaderno: «busca el agresivo ambular de los fonemas, para aumentar la traslación contenidista». Sus iluminaciones, intuiciones que lindan con el razonamiento, tienen que ver con la cubanía «secreta» que Cintio Vitier descubrió en la poesía del paisaje insular, de las esencias subsumidas bajo la apariencia. Imbricando al autor de Nieve y al de los Versos sencillos, hacia el final del poema «Savia de almácigo» afirma García Abás: «No sabe a canistel, el fruto del nogal».
Asiática ironía, tropos meditados y plasticidad simbólica, mixturan el discurso de transtextuales sobreabundancias. Juana lleva el nombre de su Isla y quizás por eso, habitante ella misma de la excepción, aventura en su poesía «el espacio inabordable». Al decir de Cintio Vitier: «Estamos, entonces, en el logos circulatorio de las caminatas nocturnas por el Prado mientras Penélope descifra el tapiz que está deshecho». Su tanteo en lo desconocido, su abrevar del silencio, hacen lumbre al porvenir desde nuestra mejor tradición literaria.
En la composición titulada «Aporía» el mito esclarece sus hilos vinculantes: «Como esperando a Ulises / la virtualidad teje y desteje / lo que palpita en la supuesta nada». Desde sus lecturas y angustias vitales, la escritora corresponde, en su dibujada caligrafía, intuiciones y preguntas, que forman un único, intermitente cuerpo, sobre la volátil página. Entre la intuición y la intelección, entre la luz y el misterio, Juana García Abás reconstruye su tiempo y monologa en versos.

© Instituto Cervantes

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Rinconete sobre Joel Franz Rosell

Rinconete > Literatura
Miércoles, 30 de septiembre de 2009

Joel Franz Rosell, consagrado a la infancia

Por Luis Rafael

Aprovechando mi segundo viaje a París, quise conocer al escritor cubano radicado en Francia Joel Franz Rosell (Cruces, Oriente, 1954). Lo llamé varias veces por teléfono hasta que respondió y, como era primavera, nos citamos para un parquecito próximo a los Jardines de Luxemburgo. Él me dijo: «Me vas a reconocer fácilmente: en este tiempo ando siempre en bicicleta, llevaré bermuda y sandalias». Traía además una mochila a la espalda y de ella fue sacando algunos de sus libros recientes, que me regaló y dedicó: La tremenda bruja de La Habana Vieja, Mi tesoro te espera en Cuba (premio de la Ville de Cherbourg, Francia), El pájaro libro, La leyenda de Taita Osongo (premio Heredia en Cuba), Pájaros en la cabeza, Aventuras de Rosa de los Vientos y Juan Perico de los Palotes (estos dos últimos incluidos por la Biblioteca Internacional de la Juventud en su selección de los mejores libros infantiles publicados en el mundo).
Ya amigos, después del encuentro inicial en que, con su acostumbrada generosidad, me llenó las manos con sus textos, nos vimos en Madrid, en Gijón, de nuevo en París. Y en cada cita, más y más títulos iban sumándose a su catálogo de regalos. Porque Joel es de los escritores que nunca descansan, que tienen demasiado que contar y disfrutan gastándose la vida en continuos alumbramientos. Pese a que dejó Cuba en 1989 se mantiene conectado a la Isla y, como hijo legítimo de la narrativa de Onelio Jorge Cardoso, abreva en la realidad y en el folclor de su patria, sin que sus abordajes sean costumbristas, ya que se trata de un autor consciente de la importancia de conseguir un discurso universal, que conecte con lectores de todas las latitudes. La prueba es que ha mantenido sus mismas preocupaciones por la infancia y sus mismas búsquedas estilísticas y temáticas, aún cuando haya residido en Río de Janeiro, Copenhague, Buenos Aires y París. Interesado en que la literatura para niños sea reconocida como lo que es, un arte digno de respeto y apto para cualquier público inteligente, vincula la creación narrativa con la reflexión sobre el género, que le llevó a escribir y publicar artículos y ensayos, algunos de los cuales ha reunido en La literatura infantil: un oficio de centauros y sirenas, útil estudio de la creación para niños y sus claves.
Pese a que Franz Rosell es reconocido como uno de los autores de literatura infantil más importantes del ámbito hispánico, en sus cuentos y novelas entrelaza temas que también interesan al adulto. Dan testimonio de tal variedad de registro, además de las que ya cité, sus obras: Los cuentos del mago y el mago del cuento; Vuela, Ertico, vuela; Javi y los leones (todos premiados con La Rosa Blanca, que distingue los mejores libros cubanos para niños). Consagrado a la creación literaria y la promoción de la lectura, Joel visita colegios, librerías y ferias, cual juglar trashumante, presentando sus nuevos textos, narrando y dialogando con públicos diversos, de quienes gana la admiración y el cariño.
© Instituto Cervantes

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